viernes, 19 de junio de 2009

NACIONAL 232



Comparto éste artículo sobre la N - 232, que se publicó el pasado domingo 7 de junio, en La Rioja.

El artículo original lo subo también, ya que debido a limitaciones de espacio no se publicó completo





DESARROLLO TERRITORIAL Y DESDOBLAMIENTO DE LA N-232

Ante la preocupación que se ha despertado en La Rioja por el anuncio de los diferentes Proyectos de desdoblamiento de la carretera Nacional 232 a lo largo de toda la longitud de la Comunidad, con alteraciones en 104 kmts, desde los límites con Navarra a los de Alava, nos gustaría ofrecer algunas opiniones que por su orientación podemos encuadrar dentro de “alegaciones intelectuales”, en cuanto que sugieren imputaciones que se pueden añadir a las medioambientales, económicas, o patrimoniales.

Trataremos con estas líneas de hacer reflexionar a los redactores del Proyecto y al público lector a cerca de lo que conllevan este tipo de obras de infraestructura, y de cómo la población en su totalidad debiera dar su opinión en cuanto somos todos usuarios de un espacio que se va a ver trastocado por las construcciones que se pretenden.

En primer lugar, de la lectura de este tipo de Estudio Informativo siempre nos queda la percepción de que el territorio en el que residimos está formado por conjuntos segmentables, que se pueden separar, valorar, aislar, añadir o sumar, según los diversos criterios que responden a normativas y legislaciones muy dispares realizados por profesionales de diversas ramas del saber.

Al leer el informe vemos que intervienen geólogos, arqueólogos, ingenieros, biólogos, paisajistas, arquitectos, economistas y que cada uno aporta sus opiniones que efectivamente el papel como soporte de comunicación aguanta y transmite. Pero está claro que cada cual dentro de su especialidad profesional defiende su visión y además trata de conseguir beneficios para los habitantes de un territorio que escasamente conoce.

Esta fragmentación profesional no puede entenderse si el territorio se concibe como una totalidad vivida y participada, como lo hacen los habitantes de las zonas afectadas, comprensión que difícilmente poseen los técnicos que van a diseñar los proyectos.

El conocimiento del espacio como el conjunto global en el que se desarrollan las actividades a lo largo del tiempo, nos lleva a la concepción del paisaje tal como lo define el Convenio Europeo del Paisaje, y a partir de ese documento convenido y firmado por todos los países queremos desarrollar nuestra propuesta.

En este documento se concibe el paisaje como “cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y humanos.”

Vamos a analizar el espacio atravesado por la nueva ruta propuesta siguiendo esta definición, como habitantes de la zona modificada preocupados por la continuidad de ciertos valores que nosotros consideramos tan importantes como el interés máximo que las comunicaciones poseen.

En nuestro planteamiento no tratamos de oponernos al progreso y al desarrollo de las comunicaciones, que son esenciales para las actuales formas de vida, pero creemos que la ampliación de estas vías de comunicación debe ser coherente con planteamientos teóricos y vitales más generales.

En los últimos meses estamos oyendo a nuestros gobernantes hablar de que el modelo de desarrollo económico español basado en la construcción como eje de la actividad nacional, está equivocado y se han de buscar nuevas líneas de despegue económico.

Estas palabras nos llenaban de esperanza y considerábamos que un nuevo desarrollo basado en otras fórmulas podía tener cabida en un futuro próximo.

A la vez una corriente de preocupación por la sostenibilidad, el desarrollo a nivel humano, una defensa a ultranza de la naturaleza por un lado, y los valores locales y patrimoniales por otro, te hacen considerar que un nuevo tiempo se acerca.

Según estos presupuestos que hoy oímos de cara a la contienda electoral europea parece que el desarrollismo basado en la construcción como único eje de progreso se iba a sustituir por otro modelo, pero a la vista de estos informes nos damos cuenta que en ellos vuelve a primar la construcción sobre la valoración del territorio.

Está claro que una obra como la que se pretende es una cicatriz a lo largo de un territorio, que por lo menos a los habitantes de esta tierra nos parece que posee una cierta unidad y coherencia. Hemos de olvidar que trazados semejantes se hicieron en el último tercio del siglo XIX para el ferrocarril, y que habían sido una demanda anterior para hacer un camino del vino que sacara nuestros productos hacia la costa a finales del siglo XVIII. Posteriormente las vías de comunicación paralelas al río Ebro se han ido multiplicando y hoy ese pasillo entre la sierra y el río se está saturando. Además nos podrían llegar nuevas demandas para el ferrocarril de alta velocidad, trazados eléctricos o como la reciente herida del gaseoducto en La Rioja Alta.

Todas estas modificaciones parecen necesarias para la evolución de un territorio, y nos demuestran que no estamos ante espacios intocables sino ante superficies que evolucionan y el paisaje actual es el resultado de las transformaciones a lo largo de la historia.

Muchas de estas alteraciones producirían impacto también en las épocas de su construcción. ¿Que pensarían los habitantes del antiguo emplazamiento de San Asensio cuando se construyó el Castillo de Davalillo?

El hecho de que estemos en otros tiempos nos da la posibilidad de presentar opiniones y de hacer reflexiones en voz alta, que las manifestamos en coherencia con los momentos actuales.

Estamos habituados a oír que el patrimonio es un importante recurso y que en nuestra tierra la suma de elementos patrimoniales, el paisaje y el carácter de sus habitantes constituyen la base de una importante actividad turística que genera abundantes ingresos.

Esa suma de valores se implanta en un territorio y ese es el que se admira, se valora y finalmente se visita. Pero nos interesa nuestra calidad de vida, la opinión de los habitantes de un espacio que hemos elegido para residir, muchas veces por esos valores intangibles que hacen que la persona se sienta a gusto. Hablamos de escasa contaminación, facilidad y comodidad en los traslados, paisaje no fragmentado y con valores estéticos, riqueza patrimonial, tranquilidad en suma, que hacen que además nos sintamos orgullosos.

Es decir nuestro territorio posee un patrimonio, que es nuestra riqueza, que genera nuestra cultura, que es la base de la identidad de esta tierra. Estos valores intangibles curiosamente generan recursos y son tremendamente vulnerables, y alteraciones sobre el paisaje hacen que puedan perder el valor que conllevan.

Modificaciones tan radicales como un nuevo trazado viario de las características del propuesto para la N-232 serían irreparables de cara a la búsqueda de un paisaje de calidad, que hoy es una demanda de los habitantes de cualquier espacio.

Es interesante conocer un proyecto español en el que se ha estudiado la cantidad económica que los habitantes de un territorio estarían dispuestos a pagar anualmente por disfrutar de un paisaje de excelencia. Nos sorprende, por lo tanto que los residentes no se preocupen de estos temas y nuestros técnicos y políticos crean que el progreso es construcción y velocidad.

No se entienda esta frase como oposición al progreso, sino como reflexión a cerca de cómo debemos trasladarnos. Resulta que la velocidad es uno de los grandes motivos de los accidentes, y para evitar estos no hemos hecho una formación suficiente, sino que por ejemplo hemos cortado todos los árboles de nuestras carreteras secundarias. En otros países se les ha dado un carácter excepcional a estas vías y hoy son un motivo de satisfacción para sus habitantes y de atracción para los foráneos.

En nuestra región las infraestructuras viarias son suficientes a lo largo de la Comunidad, como cualquiera puede comprobar gratuitamente, gracias al sistema de viaje y retorno generado por el Gobierno de la Comunidad a través de la VIA T. Si realizamos ese viaje, veremos que la autopista A-68 de Alfaro a las Conchas de Haro está absolutamente infrautilizada, y curiosamente vamos a construir una vía de comunicación que va paralela a ella e incluso que la cruza en algunos puntos.

La pretensión de los grupos políticos más representativos, en sus programas electorales, de que la Autopista A-68 sea gratuita resolvería todos los problemas y serviría para cumplir sus promesas electorales y para solucionar un problema que no tendrá evaluación posible, el de la cremallera que dividiría de nuevo nuestro territorio desde Alfaro hasta Haro.

Volviendo al ejemplo del Castillo de Davalillo en San Asensio que indudablemente fue una construcción que modificó el paisaje de la zona, y que hoy a nosotros nos llena de satisfacción, a la vez que nos preguntamos que hubieran opinado los vecinos del lugar si hubieran surgido dos castillos uno pegado al otro.

Sirva este torpe ejemplo para hacernos pensar en que la máxima primera no es la velocidad del transporte, sino la calidad de vida de los habitantes. Y en el caso que nos ocupa el destrozo territorial que produce la infraestructura, no está justificado teniendo otra vía de comunicación paralela y con escasa utilidad.

Estas reflexiones las debemos tener a la vez que repasamos conceptos como ahorro energético, sustentabilidad, aprovechamiento de recursos locales, satisfacción de la población, en definitiva eso que llaman “calidad total”.

Cuando los habitantes del medio rural riojano nos acercamos a la periferia madrileña y vemos las autovías, circunvalaciones, periféricos, rotondas, cruces, anuncios, M-30, 40, 50……., nos damos cuenta de lo bien que se está en nuestro pueblo.

Esto era motivo de desprecio hasta que aparece un fenómeno de valoración de los recursos rurales que tiene muchas causas, y que como conclusión se resume en que los habitantes del medio urbano se vuelven a mirar al campo, y lo consideran un valor, una opción, un deseo y una apetencia para el fin de semana, la época vacacional o la residencia secundaria y así aparece el turismo rural, el ecoturismo, el enoturismo y todos esos turismo temáticos, que hoy son un importante recurso para el medio rural español.

A la vez los productos alimentarios se vinculan al territorio y el queso se valora por ser de Cameros, las peras han de ser de Rincón, las ciruelas de Nalda y el vino de cada una de las Denominaciones que justifican la vinculación del producto con la tierra que lo cría. El territorio es el valor, es la garantía, es la autenticidad. Y cuanto menos alterada está esa tierra mayor valoración merece tanto por sus habitantes como por sus visitantes.

Por el interés de ese territorio en palabras de la normativa europea y como deseo de los países que firman el convenio, se comprometen estos a: “integrar el paisaje en las políticas de ordenación territorial y urbanística y en sus políticas en materia cultural, medioambiental, agrícola, social y económica, así como en cualesquiera otras políticas que puedan tener un impacto directo o indirecto sobre el paisaje.”

Esto es lo que deseamos, que los habitantes de las zonas afectadas por transformaciones como las que se proponen con esta nueva vía de comunicación podamos ver cumplida esta normativa.

No hablamos de la destrucción de un enclave arqueológico, o la modificación de las riberas del Ebro y el Tirón, nos referimos al conjunto regional fragmentado por una línea que destruye conjuntos, altera paisajes, modifica percepciones y en definitiva desprestigia al territorio que deteriora.

Los mejores productos están en los mejores paisajes. No se si algún bodeguero riojano presumiría de una excelente viña pegada a la autovía y dudo mucho que un frutero de la Rioja Baja desee una fotografía de los melocotonares frente a una rotonda viaria.

El sector productivo alimentario, los elementos patrimoniales, los valores territoriales y los recursos turísticos están dentro de ese paisaje que reclamamos.

No podemos ofrecer “una tierra de vino” atravesada por autovías que han destruido los viñedos, que van a colapsar el Barrio de la Estación de Haro, que es un enclave vitivinícola de interés a nivel mundial, o que de nuevo van a deteriorar las Conchas de Haro, puerta de acceso a una tierra de excepción.

Somos conscientes que el territorio se ha de transformar pero pedimos sencillez en los planteamientos y coherencia en las ideas. Tenemos una excelente autopista y queremos hacer otra vía de las mismas características, y para eso hemos leído decenas de planos, centenares de folios, y numerosos documentos.

Todos los convecinos, industriales, agricultores, hoteleros, profesionales de todo tipo, desean comunicaciones eficientes que se consiguen pagando una simple cuota en la autopista. Tenemos la sociedad riojana que pagar el alto precio de la destrucción territorial, en vez de sacar un boleto de autopista.

Además el proceso temporal de esta obra será largo y una negociación de despacho se puede resolver en días, evitando las dolorosas muertes, que como hoy, ocurren en la N-232.

La sociedad civil no puede presentar sesudas alegaciones, simplemente confía en la sabiduría de los técnicos y en la buena fe de los políticos, pero ante semejante desaguisado debe dar una simple opinión: No debemos gastar, no debemos derrochar, intentemos aprovechar lo que tenemos, hay que apreciar y proteger nuestro patrimonio, “hay que abrocharse el cinturón”, y otras frases que están sacadas de programas electorales actuales, que nos recomiendan nuestros propios dirigentes.

Hemos de entender que las industrias se trasladan, los recursos cambian, las personas emigran y las empresas se desplazan. Nos queda el territorio como valor permanente, como recurso único e inamovible para sus habitantes. Si tenemos un territorio de calidad tendremos valores de éxito para otras formas de desarrollo que se emplazarán en nuestra tierra, simple y sencillamente por ser amable, bella, acogedora o cómoda, adjetivos estos que nunca aparecerán en las alegaciones, pero por lo que nos sentimos orgullosos de ella.

Luis Vicente Elías Pastor

Doctor en Antropología

Experto en Patrimonio Cultural





sábado, 13 de junio de 2009

ATLAS DEL CULTIVO TRADICIONAL DEL VIÑEDO



Hemos estado en Cangas de Narcea capacitando al equipo que colaborará en la investigación de esa zona de Asturias